domingo, 26 de abril de 2009

La caorticidad del amor


En la actualidad, el estado del amor es caórtico (del caos al orden y viceversa), debido a que más que como nunca, la colisión de los intereses entre amor, familia y libertad personal, hacen la característica de nuestra sociedad; la sociedad del riesgo es la del individuo múltiple, cambiante e irreconocible consigo mismo, diferente al individuo que en otrora época no se planteaba preguntas sobre su existencia, preguntas transcendentales, éste gozaba de definiciones claras sobre su vida, su cometido en la sociedad y para con el amor, una profecía auto-cumplida: los hombres y mujeres querían casarse tener hijos y educarlos; En la actualidad el amor se hace más necesario que nunca y al mismo tiempo imposible; es así como abro esta reflexión, que en parte surge por mi necesidad de reconocerme en interacción con ésta nueva dinámica y por otra parte por la necesidad de definirme ante la nueva realidad.
Los hombres y mujeres de hoy, plantean una búsqueda de relaciones sin precedentes, entre la contradicción de la libertad, igualdad, y amor; así como de identidades difuminadas, la pérdida por así decirlo de las identidades sociales tradicionales, detrás de esto la sexualidad masculina y femenina, los roles de género, los mismos tipos de relaciones que se establecen, denotan cambios superficiales y profundos a la vez.
“El amor se torna huidizo en cuanto se ponen en él todas las esperanzas y se le convierte en el lugar de culto de la sociedad que gira alrededor del concepto de la autorrealización. Y se le carga de esperanza en la misma medida en que se transforma en huidizo y pierde su carácter de ejemplaridad social.”
[1]
Los individuos en esta sociedad, contraponen el Tú contra el Yo, una contradicción que en otra épocas se definía con la luchas de clases, ahora el potencial conflictivo y significativo del amor, se enfrenta en la inmediatez de las personas involucradas, volviéndose un asunto personal corrosivo.
¿A caso se trata de una suerte de epidemia de egoísmo, de una fiebre del Yo que seguramente se podría curar con unas gotas de ética, con compresas calientes de un “nosotros” y con imploraciones diarias al bien común?
Lo que nos queda es el principio, donde ser humano que se desliga de los modelos y de las seguridades tradicionales, de los controles ajenos y de las leyes morales generales y, de manera abierta y como tarea, es adjudicada a la acción y a la decisión de cada individuo, éste conceptualiza todo a su alrededor, dicho más profanamente, el individuo elige la forma en como entiende el amor, su amor.
“ Lo que es, significa, debería y podría ser la familia, el matrimonio, la paternidad, la sexualidad, el erotismo y el amor ya no puede ser presupuesto, preguntado o anunciado de forma obligatoria, sino que varía en cuanto a contenidos, delimitaciones, normas, moral y posibilidades incluso de individuo a individuo, de relación a relación, y tiene que ser descifrado, negociado, acordado y fundamentado en todos sus detalles del cómo, qué, por qué y por qué no, aunque de esta manera se despierten y desaten los demonios que duermen en todos los detalles.”
[2]
Nunca nos encontramos tan solos como hoy en día, lo que significa romper los moldes establecidos es abrir la posibilidad de liberar a los seres humanos de los roles de género interiorizados; una flexibilidad de valores, tanto como parecer inexistentes o de anarquía moral, y si fuera necesario, también hacer de flaquezas los compromisos; hoy no se quiere esa rigidez, ni cotidianidad, ni estabilidad, se opta por la libertad, por la individualización, el permitirse el lujo de vivir sus deseos individuales de autodesarrollo, dirigir la mirada más hacia los conflictos y las crisis y menos hacia lo conseguido.
La imagen es consistentemente dibujada de manera desequilibrada, no trato de hacer de esto algo maniqueo, sino simplemente hacer consciente al ser humano del tipo de relaciones a las que se enfrenta en la actualidad; lo efímero cae en la cuenta cuando una pareja rompe, y al otro día no resulta inesperado ver a ese enamorado, que el día de ayer se declaraba amor, con otro individuo.

[1] Beck, Ulrich; El normal caos del amor,Paidos, España, 2004 p. 17
[2] Beck, Ulrich, op. cit. p. 20

1 comentario:

Diego dijo...

buen blog
adios
sigue asi