miércoles, 20 de mayo de 2009

La Teoría del conflicto


El conflicto, se trata de un hecho social consustancial a la vida en sociedad. Incluso, el cambio social es una consecuencia que debe ser imputado al conflicto. Habría que ver de qué clase de conflicto se trata y si la motivaciones que impulsan a las partes en la confrontación son justas o no. El progreso social, con frecuencia aparejado a la idea de cambio, es no pocas veces un efecto de las luchas sociales. El conflicto social de un fenómeno universal, en términos sociales e históricos, es posible construir una teoría sociológica general para describir e interpretar el conflicto.

TEORÍAS DEL CONFLICTO Y CONTRADICTORES

Se habla de teorías del conflicto y teorías de la cooperación, teorías sociológicas que, de manera bastante más específica, corresponde a la corriente sociológica del conflicto. En las Teorías sociológicas conflictualistas, es posible encontrar dos grandes variantes: la marxista y teoría sociológica liberal sobre el conflicto, la diferenciación entre marxista y liberal de las dos tendencias obedece, sobre todo, a los distintos enfoques políticos que poseen y por excelencia, teorías de sociología política, diferencias entre las variantes marxista y liberal del conflicto reside en la forma como enfocan el poder y las disidencias que comparten en torno a las diversas lecturas políticas que hacen sobre las contradicciones sociales.
La teoría sociológica conflictualista del marxismo, la unidad básica de análisis utilizada en sus estudios, a fin de explicar el conflicto, los movimientos y los cambios en la sociedad, es la clase social; la sociedad ha estado fraccionada en clases sociales con objetivos contra opuestos. La lucha de clases sociales ha sido el motor de las grandes transformaciones sociales.
La lucha de clases en los distintos periodos o fases de la historia aparece motivada en contradicciones principales y secundarias.
Las contradicciones principales, son aquellas que tienen un carácter antagónico, puesto que no pueden ser conciliadas y solamente se resuelven por una pugna entre contrarios que conlleva a un nuevo estado de cosas, o superación de la contradicción mediante la destrucción dialéctica de los opuestos.
El conflictualismo liberal, aun cuando contó con la influencia pionera de Georg Simmel a comienzos del siglo XX en Alemania, vino a desarrollarse en Europa y Estados Unidos a mediados de ese siglo, con la importante participación de Ralf Dahrendorf, George B. Vold y John Rex. La sociedad ciertamente se encuentra estratificada en clases sociales. Sin embargo, ya en el siglo XX, la categoría de clase social resultaba demasiado general para ser útil en el análisis social. Muchos conflictos no tenían como referente una clase social, sino que era otro el factor que los caracterizaba o que servía para la agrupación de los actores sociales.
Las fuerzas políticas partidarias tradicionales, liberal y conservadora, Esas agrupaciones políticas eran dirigidas por personas provenientes de la misma clase social, luego no puede tomarse la categoría de clases y la idea de lucha entre clases sociales como el pilar para examinar esos conflictos. Los conflictualistas liberales emplean la categoría de grupo social para identificar las partes que se encuentran envueltas en el conflicto.
El conflicto se manifiesta como una lucha de grupos sociales y no, al menos en términos generales, entre clases sociales, denota adicionalmente que una buena porción de los conflictos sociales modernos no son conflictos de clase, ni encajan dentro de esa categoría. Los conflictos culturales, de índole religiosa, entre católicos y protestantes o aquellos que enfrentan a cristianos y musulmanes nada o poco tienen que ver con clases sociales.
La naturaleza de la contradicción no tiene que ver, con la existencia de clases, por cuanto esos conflictos y otros análogos son manifestaciones de otra clase antagonismos. La clase es una categoría social de base económica, pero el substrato de todo conflicto no es económico, punto que nos lleva a otro ingrediente del distanciamiento entre la teoría sociológica conflictualista de origen marxista y la liberal.
La teoría sociológica liberal del conflicto social concurren una pluralidad de aspectos: políticos, sociales, culturales, económicos o de la personalidad, con incidencia sobre las disputas sociales, aunque con distintos grados y alcances. Las teorías del conflicto liberales, se tendría que no hay contradicciones que puedan ser calificadas como antagónicas e irreconciliables.
El conflictualismo liberal se apoyo en gran medida en varias tesis de la teoría marxista del conflicto. Postulados como los referidos al papel desempeñado por el conflicto como motor del cambio y del progreso sociales, a la naturaleza conflictiva de la sociedad, a la influencia del contexto social sobre la consciencia de las personas, a la continuidad del conflicto en sociedades en permanente transformación y a la índole social e histórica del conflicto.
Las discusiones se concentran entre la teoría sociológica estructural funcionalista y las corrientes conflictualistas.
La teoría estructural funcionalista hacía énfasis en las relaciones de cooperación como nota que caracterizaba la vida social, defendía el cambio paulatino y la evolución pacífica, aunque en realidad le prestaba poca atención al cambio social, para en cambio preocuparse por el orden y exaltar la estabilidad social, Talcott Parsons fue su principal exponente.
La imagen de una sociedad armónica, en la primaba la estabilidad resultante del desarrollo natural de relaciones de cooperación entre los miembros del tejido social, reflejaba una sociedad idílica. En ese escenario aflora la teoría conflictualista liberal que ya se insinuaba desde la década de los 50, pero que en esos años encuentra un terreno abonado para explicar los conflictos sociales.
Para el estructural funcionalismo, la sociedad se encuentra conformada por estructuras sociales y éstas, a su vez, por subestructuras, las cuales forman el sistema social, cuyas partes tienen por objeto la realización de un serie de tareas o la ejecución de unas atribuciones que desempeñan en forma armónica, pues persiguen una finalidad común, cual es la generación de la estabilidad que permite el desarrollo de la vida social, cumplen con funciones sociales que son benéficas para la sociedad, la más importante de ellas, la señalada de preservar la estabilidad social.
Los profundos matices conservadores de las interpretaciones sociales fundadas en la teoría estructural funcionalista. Sobre esa base no habría fines comunes que se materializarán, ni un funcionamiento armónico de las partes o estructuras que integraban la sociedad.
En dirección del todo opuesta, se sostenía que los diferentes componentes de la sociedad podían disponer de ciertas competencias que procuraban desarrollar al máximo, para su propio beneficio, incluso usurpando las atribuciones de otros componentes y, desde luego, trabando conflictos y disputas con ellos.

COMPONENTES TEÓRICOS FUNDAMENTALES

Distintas clases de conflicto social, con consecuencias muy diversas sobre las personas y las naciones. En un extremo podría colocarse a la guerra, En el otro polo podría situarse a la competencia, se encuentran otras múltiples expresiones del antagonismo social, lo que representa diferencias de escala y de naturaleza. También la conflictividad social cubre muy variados campos: conflictos políticos, referidos a las relaciones interpersonales, los conflictos económicos, conflictos culturales. La conflictividad social penetra todos los campos de la vida sin excepción y que, alcanza tanto la dimensión macro social como la micro social de la vida social.
El grupo social es la unidad básica de análisis, ya que, como se explicó antes, el análisis no trabaja de manera preponderante con la categoría de clase social. Los grupos son los actores del conflicto social, por tanto, identificarlos es indispensable para, en seguida, indagar sobre los intereses, valores o creencias que han generado la disputa. Cuánto poder tienen los grupos sociales que se enfrentan, cuáles son sus características y cómo pueden influir ellas en la dinámica del conflicto.
El conflicto es una consecuencia de un determinado de estado de cosas. De una situación de divergencia social, es decir, de una relación contradictoria (disputa) que sostienen personas o grupos sociales separados al poseer intereses y/o valores diferentes. Ferrari, distingue entre los conflictos por intereses (competencias) y aquellos que versan sobre valores (disensos). Surgirá como manifestación, cuando se intente desplazar a otro grupo social de la posesión o acceso a bienes, recursos, derechos, valores o posiciones escasas o apreciadas.
El conflicto será y versará sobre la realización de intereses o de valores, empero, los valores en su dimensión más general, las creencias y las concepciones, en tanto estén vinculadas a la cultura, tendrán tiempos de ajuste más lentos y pausados que los intereses. Ahora, la lucha para la ejecución o realización de unos intereses en desmedro de otros o por la imposición de determinados valores o ciertas creencias sobre otras genera un campo de separación que impide la convergencia entre los individuos y grupos sociales en confrontación.
La distinción intergrupal o interpersonal sobre intereses y valores traduce, adicionalmente, la existencia de una situación de diversidad, la diversidad es el objeto central de la divergencia social y, por ende, del conflicto.
En condiciones de relativa amplitud, la aceptación de la diversidad significa pluralidad, competencia, coexistencia y tolerancia.
Las relaciones sociales constituyen otro elemento fundamental en la teoría del conflicto, la existencia de acciones sociales en cabeza de distintos actores, es decir, actuaciones que influyen sobre otros.
Para el efecto es necesario un encuentro, un punto de intersección social, los sujetos comparecen siendo portadores de ciertas cualidades variables y desiguales, como una mayor o menor posesión de poder, una identidad personal y otra social, distintas posiciones de status, una ideología variada, etc.
Como proceso social la interacción y el conflicto social aparecen como un flujo interminable de influencias recíprocas, movimientos, contra movimientos, controles y verificaciones. Su carácter interactivo implica, así mismo, que las acciones sociales desarrolladas por éste o aquel actor se ven mutuamente influidas por el comportamiento del otro. En definitiva, las relaciones sociales son dinámicas, según se desprende de sus principales propiedades (proceso, intercambio, movimiento, reciprocidad, comunicación, contradicción, cambio).
También las relaciones sociales aumentan en escala y complejidad en cuanto involucran la participación de grupos sociales. La sociedad constituiría “una acumulación de grupos unidos en un equilibrio oscilante, pero dinámico, de intereses y esfuerzos contrarios de grupo”. Los grupos muchas veces son pluriclasistas o enfrentan a otros grupos con una composición de clase alternada. Los grupos sociales permanecen en continuo movimiento, deshaciéndose y reintegrándose, de acuerdo a la dinámica señalada de las relaciones sociales y, en su caso, del conflicto social. En ese proceso son comunes las alianzas coyunturales o temporales entre diferentes grupos sociales. La unidad de grupo en sus actuaciones es posible por intermedio de la experiencia, la dirección y la coordinación efectiva de sus integrantes. Junto a lo elementos micro sociales que inciden en ella, los cuales tienen un impacto significativo en la dinámica que asume el conflicto social.
Cuando la evolución del conflicto social no conduce a la creación de situaciones que sean nuevas es altamente probable una situación de estancamiento relativo, que acarrea desgaste, con elevado aumento en los costos del conflicto.
En el ámbito de los intereses que motivan las disputas o confrontaciones se ha distinguido entre titularidades, esto es, el reconocimiento de derechos y, por otra parte, las provisiones, es decir, los recursos económicos o las prestaciones sociales. Los derechos de los analfabetas, las mujeres, lo no propietarios a votar; Las provisiones se refieren a recursos escasos como la vivienda, la alimentación, el trabajo, los servicios de cobertura en salud, la recreación, etc. De allí que los conflictos, al menos en Occidente, aparezcan sobre todo como disputa en torno a provisiones.
Las funciones sociales que pueden llegar a desarrollarse, con un sentido hipotético, pues el concepto de función demanda de la ocurrencia de un efecto con dimensión y significados sociales en la realidad material: generar coherencia al interior del grupo, la primacía de los intereses grupales sobre los individuales, al mantenimiento de los grupos sociales y el desarrollo de las relaciones interpersonales, producir una identificación del individuo con el grupo al cual se encuentra adscrito, la promoción de relaciones de solidaridad social, el desarrollo de ideales y valores, pulidos y perfeccionados por las demandas del conflicto social y la principal función social del conflicto es la promoción del cambio social.
La simple dinámica del conflicto social tiene la propiedad de gestar cambios sociales, pues los partícipes del conflicto, obligados por las circunstancias dadas por la lucha, deben diseñar nuevos medios, elaborar proyectos originales que sirven al propósito inmediato del conflicto, pero cuyos beneficios sociales se prolongan en la historia mucho más allá del conflicto o repercuten sobre áreas nunca imaginadas.
Las variables que influyen en la interacción conflictual devienen de tres ámbitos relacionados entre sí, son ellos: la organización social, las partes y la cuestión en disputa las características de la actuación conflictual están directamente relacionadas con la clase de poder a disposición (tipo de atribuciones), las condiciones implícitas en el contexto (físicas, sociales, económicas y políticas), las condiciones y los roles sociales previstos en la definición de la situación particular, los medios que se encuentran (asequibles e idóneos), el grado de institucionalización del conflicto, los objetivos perseguidos y los costos involucrados.
La comunidad de intereses o de valores no implica que ellos sean siempre idénticos para los sujetos de la relación social, La falta de competencia acaece cuando los grupos sociales pueden realizar sus metas sin entrometerse en los intereses o valores de otros grupos.
La situación de conflicto/tratado, contiene un estado previo de conflictividad que se ha visto modificado para llegar a una situación de convergencia.
El conflicto puede ser afectado o tratado a través de la desaparición, la negociación, la absorción, la eliminación o la subordinación.
En la negociación los grupos sociales mantienen su identidad, las diferencias de intereses o valores perduran, aunque se verifican mutuas concesiones, estableciéndose un acuerdo relativo a lo que uno y otro grupo pueden hacer (pretensiones permitidas) y/o sobre las vías para llevar a cabo sus objetivos (medios tolerados). En la absorción uno de los grupos sociales desaparece como entidad autónoma, quedando integrando al primero de ellos. La eliminación supone el aniquilamiento físico o virtual de uno de los adversarios. En la subordinación opera una reducción del contrario, constreñido a someterse a la voluntad y al poder del vencedor.
En la negociación y la subordinación, acaece una transformación en la situación, pero el conflicto subsiste por medio de otros canales de expresión.
El conflicto concluye con relación a una de sus etapas, pero en la medida en que siguen a continuación otras, bajo características diferentes, el conflicto social no ha acabado (negociación, subordinación). Es decir, la respuesta a una determinada etapa del conflicto que restablece un equilibrio relativo, es resultado del conflicto concebido globalmente, no una respuesta unilateral. Es un producto de la interacción entre divergencia social y control social.
La negociación comparece cuando existe un equilibrio relativo en la correlación de fuerzas entre los grupos sociales enfrentados. La opción de la negociación debe sumarse, a manera de aliciente, la posibilidad de mejorar la situación por ese medio. Hay dos clases de relación social, ellas son la divergencia y la convergencia, que tienen su equivalente en distintas consecuencia sociales, cuales son el conflicto y la cooperación. Existen, de modo afirmativo, unos vínculos contradictorios entre convergencia y divergencia, o entre conflicto y cooperación, lo cual no significa una relación bipolar, donde se trata de dos entidades o fenómenos sociales opuestos, distintos y autónomos entre si.
El orden social, que constituye por excelencia la forma de control del conflicto social, puede también contribuir al desarrollo del conflicto, directa o indirectamente.

Bibliografía: SILVA, García Germán. La Teoría del Conflicto. Un Marco Teórico necesario.

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