miércoles, 5 de agosto de 2009

Sobre el tiempo


Notas en torno a Norbert Elias sobre la concepción del tiempo.[1]


Dentro de nuestra realidad lo que matamos poco a poco es el tiempo; miramos el reloj, se nota que no ha pasado más de un minuto desde la ultima vez que recurrimos a su dictamen; pensamos que tal vez en esta época lo que no tenemos es tiempo, creemos en las manecillas, pero nos pesa en nuestro interior el creernos que somos mortales, ahí “vemos” que no solamente hemos matado al tiempo, sino que gracias a su instrumento, su locutor: el reloj, en estos días es un sacrificio para las personas de edad avanzada, aquellas que tienen que dar cuerda o su tiempo corre el riesgo de salir de los cauces y con él su poseedor. Ahora nosotros recurrimos a contemplar y negar el tiempo, solo a través de los teléfonos celulares, la lap-top, o simplemente nos conformamos con robar el tiempo de las otras personas, pues les sobra tanto que lo ofrecen; hemos dejado de creer en ese engaño, ya ni usamos el reloj de despertador, somos nuestro tiempo, somos las horas que queramos, son AM. o PM., eso nos interesa muy poco, seguramente te suene extraño, pero ¿es en verdad algo que todos debieran de hacer?, por lo menos tres veces a la semana, no es justo pero es necesario, no es justo salir como incógnitos de la sociedad pero sabemos bien que muy pocas personas nos reconocerían, pero es necesario saber que hay detrás de la impuntualidad, de los retardos, de la vaguedad, es indecoroso, es atentar contra la libertad y el tiempo de los otros, nuestro tiempo, su tiempo.
Dejemos de jugar a la auto-disciplina y volvamos a la realidad, no hay que contener nuestro interior, al menos nosotros no, ese impulso dejó de ser solo de todos, ahora es nuestro, es peligroso pensarnos, recordemos que la libertad es peligrosa, por algo cedemos nuestras decisiones, gustos, ideas, placeres, miedos y esperanzas para que sean usuales y usuarios, “nosotros no somos egoístas”.
El error del hombre y la mujer ha sido creer manejar al mundo, sin antes saber como manejarse a sí mismo, el valor que nosotros le otorgamos al mundo natural es el mismo que al mundo social, con lo que se vuelve uno, no dos, sólo los que se comportan de forma divergente en uno y otro hacen esta división.
Solo el símbolo institucional que hacemos del tiempo, deforma la realidad que creemos, los tiempos nunca siguen una línea unilateral sino paralela, solo en algunas ocasiones existen puntos de empalme. El personalizar la naturaleza con nuestros días, meses, años o siglos limitan su concepción, en esta existencia, antes de que se impusiera nuestro mecanismo de mediciones, un proceso civilizatorio que enajena al individuo de su entorno. Solo se estructura junto con otros, integrándolo a esta personalidad social, comparten las mismas horas, los calendarios, ideas sobre el tiempo como los 2007 años, (en unos días dirán feliz año nuevo, esperando vivir cosas únicas como cerrando un ciclo con respecto de los anteriores, homenajeemos nosotros un año 1826 o un 2046) los cuales, juzgamos más importantes que los otros miles anteriores, es decir que cuando se conformaron como civilizados, y donde creen que el tiempo es pasajero, aunque solo nosotros somos los pasajeros, el ser humano es tan efímero como lo eterno de su pensamiento y sentimiento, calendarios e ideas.
La producción símbolos como el tiempo, y su relación como proceso civilizatorio y en mecanismo de comunicación, y aunque el tiempo como símbolos, números en su caso, es el reducir un proceso por encima del hombre y la mujer, para volverlo civilizatoriamente flujo de los acontecimientos del individuo, por lo que el tiempo no es único, sino multidimensional.
No solamente el tiempo es multidimensional, sino ese tiempo social se ha transformado en un tiempo personal, la movilidad del tiempo ha llevado con este proceso civilizatorio, con lo que alguna vez la hora del todo era la que se marcaba en el reloj de la catedral, de la edificio municipal, con lo que uno de esos tiempos existentes se generalizo, apuntando a su orden y continuidad. En contraste el tiempo se ha vuelto personal, cada uno de los individuos de esta sociedad solitaria, tiene su propio tiempo, ya no depende la mayor de las veces de reloj de la catedral, sino cada uno recorre brazo encontrando su propio tiempo o echando un vistazo al cel, desvinculándose del tiempo social, al parecer nosotros no somos los únicos que deseamos libertad. La función comunicadora del símbolo: tiempo se pierde consigo mismo, forjando realidades personales. Creemos que nuestras realidades es contemplar videos como reales aunque estos fueron grabados hace unos días, o como creer en contemplar a nuestro familiar grabado como recuerdo y así de esta forma escucharlo cuando se tenga tiempo y deseo para revivirlo. O aun más impactante el observar una foto de nosotros mismos, sabemos que somos nosotros porque nos lo comentan, aunque no recordemos aquel tiempo en que nos la tomaron, pero sino nos comentaran de nuestra identidad fotografiada ¿seriamos los mismos?, somos diferentes con los años, vemos nuestras propias manos y no cambiaron mucho, ni mucho menos creemos crecer, vemos al mundo de igual forma, los árboles son los mismos, cerramos los ojos y menos nos damos cuenta de los cambios a nuestro alrededor, los cambios salen de la cotidianidad que llaman nuestra atención, pero no por eso existen más cambios que cotidianidades, existe a partir de tratar de tener una concepción del tiempo, como una confrontación entre el plano interior y el exterior.
Nosotros no parecemos los únicos desorientados, que a destiempo comprendemos que no existe tiempo, al menos no uno único, sino se ha vuelto individual, algunos piden que su día dure más de las 24 horas generalizadas para realizar un sin fin de quehaceres, lo bueno que son simplemente quehaceres; otros creen que un año es mucho, pues cada vez que avanza uno creen sentirse más cerca de lo obsoleto y de la muerte, o superficialmente su belleza cobra por años; La acotación o dilatación del tiempo ya no es algo que creemos nos suene raro.
Es sin duda que la ritualización del tiempo, como símbolo humano, varia de épocas a épocas, pero es ahora cuando este símbolo que parecía ser social se ha trasladado a la coacción del individuo, y que no solamente ha sido eso, sino que los procesos de socialización a través del símbolo tiempo se han replanteado, ahora no importa tanto el orientarse o ubicarse dentro de una sociedad, sino lo prioritario es la de ubicarse como individuo dentro de el universo natural.
Este sentido de recurrir a ver la hora, hace pensar su presencia a través de las pautas que ofrezca el tiempo, como anteriormente se recurría al cenit del sol, pero en ambos están presentes estos símbolos de autocoacción; como el lenguaje, el ir de cacería, todos símbolos que se plasman en el individuo para poder convivir con la sociedad. Lo que sucede ahora es que ya no importa que tan coordinado se este con los demás, sino que interpretación uno le hace a su propio mundo.
Estos símbolos que comparten tanto el escenario (donde se interactúa y actúa) micro como macro, se relacionan o vinculan dando un sentido integral de civilización. Lo planteado es para indagar hasta que punto el tiempo ha sido más o menos generalizado, es decir aquellos símbolos responden al nivel de desarrollo de la sociedad, pero no se llega a un punto en el que la sociedad tenga que especializarse en ciertos símbolos que les comuniquen más que otros, no como individuo solitarios, sino cada vez en grupos que ofrezcan los intereses más parecidos que el los demás, es común enterarse que se interactúa con mayor intensidad con una persona a través del Internet (chateando) que al hacerlo personalmente, y esto es porque simplemente comparte gustos favoritos, tan fácil como ingresar a grupos, desde un grupo emo hasta club de fans de una persona (des)conocida, aunque estos se encuentren en el lugar más alejado del mundo y donde uno probablemente nunca estreche su mano en toda su vida (tiempo y espacio preciso).
Este sentido del tiempo de forma multidimensional ofrece configuraciones y modelos que cambian con el mismo pasar de las épocas, el valor de compartir aspectos sociales que nos integran, hacen que valoremos aspectos que se plasman en nuestra individualidad, pero cuando el calendario pierde su significación, que creemos que es el de recordar en un momento preciso una fecha que regule nuestro comportamiento valorando su significado y que es marcado por los elementos que nosotros elegimos de nuestro entorno natural, de forma que sea cíclico. Es el sentido de un calendario ubicarnos y advertirnos que estamos inmersos en fluidos procesos sociales y naturales. Pero el hombre como tiene el valor de conceptualizar, también tiene el valor de desconceptualizar, valiéndose no sabemos si para bien o para mal, de que su memoria sea de corto plazo, dando paso a cometer los mismos errores, no se recuerda al individuo sino a la humanidad, esta última como resultado de la comunicación establecida entre los diversos símbolos que el ser humano va validado.
La forma de coacción depende de cada individuo, pero es criterio de la sociedad hasta que punto otorga ciertas libertades; El hombre (y la mujer) disponen de un ámbito de decisión y libertad que, en último análisis , depende de su capacidad para manejar de diferentes maneras los equilibrios más o menos flexibles entre instancias coactivas diversas que, además están sujetas a un constante cambio… a menudo en las sociedades más desarrolladas, cuyos miembros captan en sí mismos la autocoacción que los hace orientarse según el tiempo, mientras que perciben con mayor dificultad otras formas de autocoacción civilizadora que se impone la propia persona.
[2]
Es de esta forma donde se replantean los símbolos de interrelación que giran alrededor de nuestro tiempo, deseamos crear un tiempo donde las relaciones se basen en la configuración de nuestra realidad, una que no nos sea hostil, que no sea injusta, nosotros buscamos una sociedad que sea humana, no individual, buscamos una sociedad presente, pero aun más futuro, el tiempo quizás sea otro matiz de su realidad no de la nuestra, los símbolos son significaciones divergentes.
Utilizo nosotros, para establecer que no estoy solo, sino conmigo mismo, en mí otro yo.

[1] Nótese que no es un ensayo o un resumen sino ideas o notas sobre nuestro tiempo, como ser humano biográfico e histórico, de ser lo primero me enfrentaría a críticas como de osadía, mientras si es lo segundo simplemente es eso, ideas reales.

[2] ELIAS, Norbert; Sobre el tiempo. pp.42-43

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